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El 8 de Julio de 1976, durante la asamblea de la Cooperativa Excélsior convocada ilegalmente, Julio Scherer y sus seguidores fueron expulsados. Regino Díaz Redondo tomó el cargo de director del diario Excélsior, del que Scherer era presidente.

 

Se acercaba el final del sexenio del presidente Luis Echeverría y el nombre de la nueva revista que reagruparía a los periodistas expulsados del Excélsior el 8 de julio de 1976 continuaba sin decidirse. Julio Scherer proponía Información, Miguel Ángel Granados Chapa se inclinaba por Respuesta y Vicente Leñero optaba por Expresión. Proceso fue sugerencia de Enrique Maza. 

 

La revista Proceso fue fundada el 6 de noviembre de 1976 por Julio Scherer García, tras su salida del diario Excélsior, el cual, a partir de 1970 comenzó a incluir agudas críticas, reportajes de investigación y crónicas, así como editoriales escritos por intelectuales como Daniel Cosío Villegas, que no eran del agrado del Gobierno del entonces presidente mexicano Luis Echeverría, ni de los grupos del poder económico.

 

El logo original fue diseñado por Alfonso Rodríguez Tovar. Y aunque en un principio se pensó en una foto ampliada de Echeverría (que habría implicado un proceso simbólico al presidente), Scherer, Granados Chapa y Leñero acordaron una portada blanca que destacaba tres temas.

El primero se titulaba “El sexenio: las palabras y los hechos”, una revisión del sexenio  de Echeverria. El segundo apartado ofrecía un adelanto de las memorias de Daniel Cosío Villegas, colaborador del Excélsior de Scherer y cuya critica acérrima precipitó la censura del gobierno federal. El tercer reportaje de portada, “Libre expresión: de Excélsior a Proceso”, daba su propia versión de los acontecimientos que propiciaron la ceración del semanario.

 

La reivta empezó muy crítica con el Partido Revolucionario Institucional y con los presidentes mexicanos, Proceso nació como una respuesta contra Luis Echeverría Álvarez. Sus artículos se han caracterizado por una dura crítica contra los gobiernos de derecha. Gracias a su red de fuentes en diversos ámbitos gubernamentales y a la profudidad de sus investigaciones, Proceso ha desvelado casos de abuso de autoridad y corrupción en México, que han convertido al semanario en una radiografía de la vida política mexicana contemporánea, y en referencia informativa muy frecuente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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